Mi vecino del octavo.

Apartment BuildingsA veces, muchas veces, más de cuatro veces, todas las cosas no son… como parecen.

Qué gran Sevillana.

Normalmente soy feliz, de hecho muy feliz, mi vida está plenamente realizada. Intento medir la vida y la felicidad por momentos, y realmente tengo muchos buenos y grandes que atesoran mi retina y mi corazón.

Pero a veces…, a veces me siento mal. Hay cosas que uno pensaba que a estas alturas ya estarían más que alcanzadas, más que superadas, más que peleadas, que a estas alturas estaríamos disfrutando…Y no terminan de llegar.

Normalmente no suelo hacer comparaciones con otros, pero los momentos negativos para mí son de bucle y de runrrún. De hecho, yo podría parar ese tipo de pensamientos, pero a mi yo chungo le gusta castigarme.

Y entonces llega mi vecino del octavo. Del ocho, como diría mi madre. Y me da lecciones increíbles, y me demuestra que las cosas llegan cuando tienen que llegar, y que las cosas buenas se pelean. Porque lo que no se pelea, por muy bueno que sea, no sabe tan bien.(Tópico que decimos todos los que luchamos por conseguir nuestros sueños, pero no por ello menos cierto)

Veo cómo este vecino aguanta que de él digan de todo, y no sólo se aguanta, sino que sigue siendo el mejor:

El camino
El camino

su sonrisa, intacta. Siempre dispuesto a perdonar, siempre dispuesto a ayudar. Paciente, dinámico, un gran amigo y un gran padre… El mejor, de hecho.

Y luego, en mis actividades, veo cómo los esfuerzos son recompensados, cómo a cada persona le llega su hora para cada cosa, cómo la felicidad hay que saber recorrerla… Porque todo el mundo dice que no es la meta, que es el camino. Este vecino es el que me hace pensar, quien me inspira, y yo, que soy mucho de andar, me arranco con todo y mis cosas.

Ea, pues a andar todo Quisqui.

P. D.: Mi bloque tiene 7 plantas.

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